Autora: Alex Fraile, guía turística profesional y Embajadora de Welcome Ashore

¿Qué hace que un lugar se sienta como hogar? Para mí, son las personas que viven allí y la manera en que reciben a los demás. Como guía que ha llamado a Mallorca su hogar toda la vida, veo cada día cómo la hospitalidad da forma a nuestra maravillosa isla. Los visitantes llegan, disfrutan de nuestra gastronomía y compran artesanía hecha a mano, ayudando a que nuestra gente prospere y llenando de vida nuestros barrios.

El turismo siempre ha sido más que una industria en España. Es un salvavidas que sostiene a familias, celebra la cultura y crea innumerables oportunidades. En 2024, el turismo representó más del 15 por ciento del PIB de España, y los visitantes internacionales gastaron casi 250.000 millones de euros en todo el país.

En Mallorca, mi hogar y uno de los destinos vacacionales más importantes del Mediterráneo, la dependencia es aún más profunda. Hoy en día, se estima que 200.000 empleos en Mallorca dependen directamente del turismo. En 2021, el sector aportó alrededor del 45 por ciento de los 30.320 millones de euros del PIB de la isla, es decir, unos 13.600 millones, y cuando se incluyen los efectos indirectos esa cifra asciende a casi el 90 por ciento. Son cifras enormes que a veces pueden parecer lejanas o difíciles de relacionar con la vida cotidiana. Pero lo que sabemos es que un turista promedio en Mallorca gasta más de 200 euros por visita. Eso significa dinero cada día, directamente en el bolsillo de la gente local.

La verdad es sencilla: casi uno de cada dos euros que se ganan en esta isla está ligado al turismo. Pero la dependencia trae consigo presión, y necesitamos canalizar el impacto del turismo de forma responsable.

La vivienda se ha vuelto más difícil de costear. La infraestructura sufre por la demanda. Estas tensiones son reales, y quienes más las sienten son los residentes. Rechazar el turismo de plano no es una opción, pero sí podemos – y debemos – fomentar las formas de turismo que mejor funcionan para nosotros.

Hace más de una década, el turismo de cruceros generaba alrededor de 290 millones de euros anuales en Baleares. Hoy, esa cifra supera los 500 millones de euros y sostiene más de 4.000 empleos – y aún hay margen para crear más. Los beneficios no se limitan a los puertos. Se extienden a restaurantes, cafeterías, comercios, artesanos, proveedores de transporte y guías turísticos como yo, que además podemos planificar con confianza a largo plazo gracias a su previsibilidad.

En todas las Baleares, debemos dirigir los ingresos turísticos hacia inversiones en infraestructura, incluyendo tecnología portuaria más limpia, y hacia programas que apoyen un acceso más justo a la vivienda, nuevos negocios locales y proyectos sociales que beneficien a todos los residentes. Si se hace bien, el turismo de cruceros – que es planificado, confiable y gestionado – puede ser parte de un futuro sostenible en lugar de una carga.

Esta visión está en el corazón de Welcome Ashore. Creemos que el turismo de cruceros responsable no es una contradicción, sino una asociación: una que nos permite proteger las costas y las culturas al mismo tiempo que garantiza que nuestra gente prospere. Si estás interesado en saber más, inscríbete para unirte a esta nueva comunidad.

La historia de Mallorca muestra las dos caras del turismo: la oportunidad que trae y la presión que genera. El futuro está en encontrar el equilibrio donde prosperidad y preservación naveguen juntas.